La madre es quien, de manera inconsciente, otorga permiso a sus hijos para amar o no al padre. Cuando el padre no cumple con las expectativas que la madre tenía de él como pareja o como figura paternal —si es rechazado, negado, excluido o borrado— los hijos, secretamente, permanecen leales al padre. Esta lealtad se expresa de forma inconsciente al empezar a parecerse a él, como un intento de traerlo de vuelta a la familia. La tarea de la madre, entonces, es sanar su propia herida y su historia.
La frase sanadora es: “Hijo, en ti sigo amando y respetando a tu padre. Y para mí está muy bien que quieras a tu papá y te parezcas a él.”
Si la madre siente estas palabras en su corazón, los hijos reciben el permiso para aceptar al padre tal como es, y así quedan libres para ser ellos mismos. Con lo que han recibido, podrán crear la obra de arte de sus vidas.
-Bert Hellinger.